LA VERDADERA ESCENCIA DEL ZAGUAN DE LUZ

lunes, 21 de abril de 2008

Los que hayan leído con anterioridad mis palabras "opinadoras" deben saber que para mí es un tema de reiterativa preocupación todo lo que sucede con la universidad autónoma venezolana, y en mi caso muy particular, me duele profundamente cuando mi muy golpeada LUZ muestra otro de sus morados en su ya muy amoratado y noble rostro…

Lo que sucede es que siguen pasando cosas y la palabra es, en este momento, la trinchera desde la cual pretendo hacer crítica y aporte, y aporrea el sitio que noblemente me hace posible la inquietud…
Cuando ingresé a lo que en su momento eran los Estudios Generales de la Universidad del Zulia, me topé con una realidad muchas veces soñada, al fin era estudiante de LUZ, ya había logrado ser hija formal de la Universidad lossadiana, anhelo que compartía con muchos jóvenes que sentían que el ingreso a la Máxima Casa de Estudios era un honor invaluable...

A muy poco de estar haciendo el primer semestre, mi hermana-madre, sin anestesia me dijo, "Lola el sábado vamos para la Dirección de Cultura porque vais a formar parte del Zaguán de LUZ", después de haber quedado perpleja y muda al principio, yo le respondí "¿y qué voy a hacer?, y ella más segura que la primera vez me dijo "vais a cantar"… de nuevo el silencio y una extraña risa nerviosa me invadió… "Yola yo no canto, yo bailo", y ella triplemente segura me replicó "sí cantais y desde el sábado empiezan los ensayos, las vocalizaciones y los trabajos de investigación, el Zaguán es un grupo de música afro-venezolana que estamos formando para que se convierta en un taller permanente de formación para los estudiantes de LUZ y la Comunidad Universitaria en general", en ese momento ella estaba conciente y convencida de la necesidad y trascendencia del proyecto… Así fue, el sábado asistí y desde ese momento arrancó un período de aprendizaje tan grande y hermoso que abarcó desde la afinación vocal hasta las más importantes y trascendentales lecciones de ética, solidaridad y trabajo colectivo para todos los que compartimos en ese pasillo de enseñanzas.

El Zaguán de LUZ se convirtió, desde el Departamento de Música y Artes Escénicas de la Dirección de Cultura de LUZ, en uno de los grupos de mayor trabajo de investigación y recreación del folklore afro-venezolano, todo eso de la mano coordinadora, maestra, madre y amiga de Yolanda, quien, entre regaños y caricias, talló nuestra alma de jóvenes y logró hacer de este taller musical y cultural una familia unida y hermosa, en la que aprendimos en todos los planos del humano vivir.
El Zaguán nació pues de una muy comprometida visión que veía como un deber que la máxima dependencia de la Cultura universitaria de LUZ (Dirección de Cultura) fomentara este tipo de iniciativas de formación integral. Es por ello que el Zaguán, desde su naturaleza de agrupación musical, se adaptaba y ejercía a cabalidad con las funciones institucionales básicas declaradas como ineludibles en toda actividad universitaria. De esta forma, los Zaguaneros debíamos investigar los orígenes de las manifestaciones musicales afro-venezolanas en sus formas más puras, para ello recorrimos la geografía nacional haciendo entrevistas, grabando, aprendiendo con los cultores y hasta lanzando atrevimientos de componer e improvisar desde la manifestaciones aprendidas, posterior a ese trabajo de contacto, recopilación de información e investigación, llegaban las largas jornadas de montaje de piezas musicales recreadas por la agrupación, la función docente y de extensión se llevaba a cabo haciendo giras intra y extra-universitarias para mostrar conciertos pedagógicos que dieran a conocer el trabajo y además nos convirtieran en difusores comprometidos y conocedores de la identidad cultural de nuestra música. La función de producción (que es una cuarta función que se ha incluido a las de investigación, docencia y extensión, también se cumplía pues se produjeron informes y material de investigación grabados, transcritos, además de los recitales y material fotográfico del grupo que fueron generando un registro invaluable de experiencias formativas)…

Debido a la inercia en la cual está sumida LUZ (la misma inercia que hace que la Dirección de Cultura sea hoy un espacio de silencio y soledad en contraste con la que nos encontramos y nos formó), el Zaguán de LUZ se desintegró… Concursos para un nuevo Coordinador que se encargara del grupo hicieron despertar los oportunismos y las palancas, resulta que para coordinar al Zaguán se "requería" un músico académico que llevara por "buen camino" los rumbos de la agrupación… fue así como una de las exintegrantes y fundadoras zaguaneras con una larga trayectoria de investigación y experiencia musical (sobre todo en materia de percusión afro-venezolana, Ninoska Romero) quedó fuera de la posibilidad de coordinar su Zaguán… allí me fue evidente que en LUZ nadie entiende ni ejerce la AUTORIDAD, sino el poder. Creo que Olimpia, Juan de Dios, Isidora, Olga Camacho, y tantos otros maravillosos cultores populares hubieran pisado con todo derecho ese criterio escuálido y descontextualizado, ¡Cuántos músicos académicos que conozco no saben escuchar!, nadie imagina la falta de oreja que puede haber cuando la música popular no entra por el alma y el sonido y se pretende además amarrar al pentagrama de una partitura… No tengo nada en contra de los músicos académicos, ni en contra de los pentagramas, pero al pan pan y al vino vino…

¿Por qué hablo de todo esto?... esta historia la cuento porque lo que les he compartido me vino a la cabeza cuando hace unas 2 a 3 semanas me topé con un afiche que decía "El ZAGUAN DE LUZ vuelve a sonar", de entrada me dio alegría, claro, todos los recuerdos y significados que ese nombre implican en mi vida se juntaron y se me vinieron de golpe… hasta expectativa por asistir el 4 de abril al Teatro Baralt surgió, siento que había una idea natural de creer que estaba frente al renacimiento de ese proyecto hermosísimo que podía desempolvar los cueros y los instrumentos guardados en los herméticos y olvidados gabinetes del salón de ensayo, por un instante me invadió la esperanza de que un golpe de tambor le sacudiera el polvo, el silencio y la tela de araña a la Dirección de Cultura, en la cual lo más hermoso que se puede ver en la actualidad es el brincoteo juguetón de los mochuelos que andan en la árida arena de sus alrededores…

Sin embargo no duró mucho la alegría… la misma semana del concierto la Negra Maydé, voz líder fundadora del Zaguán originario, escribió desde España un correo a Yolanda con la nota de prensa del concierto reseñada en la página web de la Universidad, ¿Cuál fue mi sorpresa? Ahora el Zaguán no es más un taller, ni un colectivo de investigación y formación, sino un grupo que recrea las canciones más comerciales de la música afro-venezolana pero que además maneja comodines Kareokikos pues cantan boleros, merengues y "ritmos latinos", hasta el Guavaberry de Juan Luis Guerra está en el arroz con mango…

Lo que me parece irresponsable, antiético e irrespetuoso es que se tome el nombre de una agrupación que nació con filosofía universitaria y cultural definidas (y que aún tiene muchos dolientes y testimonios que mostrar al respecto), para hacer un grupo amenizador de fiestas, ¿dónde está el compromiso con la actividad formadora permanente, con la investigación, con la difusión cultural, con la extensión universitaria desde la música de nuestras raíces?, creo que jugaron con la expectativa de la gente que asociaría naturalmente el nombre con el regreso del Zaguán que recuerdan… igual ha pasado con LUZ FM que abandonó su perfil cultural e institucional para poder competir con el raiting (emisora que no solo copia el formato mediocre de las radios comerciales, sino que hace programas radiales como el del Vicerrectorado Administrativo que pareciera imitar a los más superficiales y frívolos programas de farándula pero hablando de fechas de pago, normas de homologación y asuntos universitarios de naturaleza administrativa ¡Por Dios!.

Pero bueno así está LUZ, y este largo y catártico relato solo busca hacerles conocer el nuevo morado que encontré en el rostro de la institución de Lossada.

Pero seguiremos luchando, aportando y trabajando porque la institucionalidad regrese, porque no se sigan desvirtuando los valores y persista la naturaleza universitaria y formadora de las actividades de nuestra ilustre Universidad de Zulia…. Ahí va el coro de una gaita de furro nacida del trabajo de investigación y compromiso que anexo en homenaje a quiénes de la mano de Yolanda y Maydé sí cumplimos con el objetivo propuesto (Autor Mario Pérez)… Ojalá esta evocación se convirtiera en palabra cierta para que renueve la necesidad de trabajar zaguaneando desde la más genuina convicción universitaria...

"Venimos cantando
Somos todos del Zaguán
Un grupo universitario
Bullanguero de verdad
Donde todos los zulianos
Se reúnen a gaitear"


Lcda. María Dolores Delgado Rosales
lunezca@yahoo.com

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EL ZAGUÁN “SIN” LUZ

“…Y el que vive en la oscurana con mucha “LUZ” se encandila”
Alí Primera

1989, es el año donde inicio una etapa de mi vida que puedo considerar como hermosa e intensa…Comencé a cantar en un grupo musical que recién convocaba para su conformación la Dirección de Cultura de la Universidad del Zulia (LUZ) desde su Departamento de Música y por la voluntad de Yolanda Delgado…Desde entonces y por 15 años, pasé de oruga a mariposa que remonta con valor el cielo más lejano y pude saciar mi sed de canto, de música en familia, de compartires, de aprendizajes, de enseñanzas y de la sabiduría de los pueblos…

La misión de dicha agrupación universitaria llamada “El Zaguán de LUZ”, fue la creación y recreación de la música tradicional y popular venezolana y a pesar de no contar con mucho apoyo de quienes “caían en suerte” para ser Directores (as) de Cultura de LUZ, desarrollamos nuestro quehacer en la investigación etnomusicológica, con la finalidad de sustentar la labor artístico/musical directo de las pieles de la gente y en el sudor de lo cultores (as) populares, que comparten con amor sus versos para que los convirtamos en canción conocida, así ellos (as) mueran sin ser conocidos (as) y más aún, no reconocidos (as)…Vale destacar, que la logística requerida para llevar a cabo estas actividades de observación directa en las comunidades, se transformaron en el “peor infierno” para ser entendidas y atendidas por las autoridades universitarias de turno, quienes minaban nuestra voluntad férrea de muchachos (as), cada vez que solicitábamos un viático digno, un transporte, uniformes, instrumentos musicales, materiales y equipos, etc. y sin embargo, lográbamos realizar la labor con mística, fiel compromiso y con ayuda de los amigos.

Así fue trascurriendo mi historia en la historia de El Zaguán de LUZ por 15 años, que por cierto, casi no logro celebrar ese aniversario junto a mis compañeros (as) de grupo, porque un año antes, mientras estábamos por 3er año consecutivo llevando nuestro arte universitario a México, se tejió la “trampa” para sacarnos de los escenarios, con la publicación del Concurso para quien me sustituiría en la Dirección general del mismo. Lo que sucedió en nuestra ausencia, fue un “cambió de idea” para que la Licenciada Ninoska Romero, compañera de El Zaguán, periodista, músico, percusionista y asistente de investigación etnomusical por 10 años en el grupo, con una basta experiencia adquirida en varios grupos musicales, contratada en el cargo como Directora de El Zaguán de LUZ, (ya que yo había renunciado al cargo por haber ganado concurso como profesora en Odontología) y considerada por el jefe del departamento de música del momento como la “persona idónea” para llevar los destinos de nuestro Zaguán en la Dirección general, de la noche a la mañana ya no “servía” para el cargo, alegándole que ella no era músico graduada en Academia…Allí, vinos muy bien que algo “extraño” estaba cociéndose, porque Yolanda Delgado y mi persona no somos músicos graduados, pero desarrollamos más allá de la técnica musical, (por 15 años) la labor de El Zaguán de LUZ con la mayor ética y estética del folklore musical venezolano, además de que ambas somos cantantes profesionales…y entonces?...Para hacerles el relato corto, vimos aparecer de la nada, un nuevo candidato para la Dirección de El Zaguán de LUZ y nosotros comenzamos a denunciar la injusticia cometida con la compañera Ninoska, cuyo contrato fue revocado “sin derecho a pataleo”…

Bueno, esa agonía que nos hicieron vivir por casi un año de trampas, desgaste, drama y protestas por nuestra parte ante un Consejo Universitario “sordo”, culminó con una carta que me otorgó el ciudadano Rector Domingo Bracho, donde se me decía que se me dejaría dirigir y presentar el concierto de los 15 años del Zaguán de LUZ hasta diciembre de 2004 y de allí culminaban mis labores con el mismo…Es decir, a la única miembro fundadora del grupo que aún quedaba resistiendo como “Baobab africano” junto a 17 personas más, artista zuliana y universitaria, directora del Zaguán por 10 años, luchadora incansable para llevar nuestro Zaguán a ámbitos internacionales, organizadora de los talleres de canto y música popular para las Facultades y núcleos de LUZ y otras instituciones públicas y privadas de la región ¿se le estaba “echando” de su casa natural en LUZ?...Y el colmo de los colmos, pretendieron enlodar mi nombre inventado cualquier comentario mal sano, incluso de culparme de destruir El Zaguán…¡Qué buena vaina!...Aclaratoria: Las personas (casi 200 en 15 años) que conformaban el grupo todos los años, eran en su mayoría estudiantes de LUZ, quienes tenían esa opción como extensión universitaria paralela a su estudios y al graduarse o por cualquier otra situación de vida, se marchaban dejando su huella de talento y amistad inolvidable, lo que significa que “no éramos artistas exclusivos de LUZ” ni habíamos firmado para una casa disquera, ni nos pagaban por las actuaciones y peor aún, nos “mataban” los sueños de artistas cada dos compases, por tal motivo; esta servidora se podía ir cuando quisiera, así como cualquiera del grupo sin tener que ser acusado (a) de traidor (a) o mejor dicho de “destructor(a)”…

Ahora bien, a pesar de todos esos sinsabores, guardo en mi alma una de las experiencias más lindas que he vivido como persona y como artista, guardo cada momento como un espacio donde crecí, habité “mí Zaguán”, disfruté su patio, sus paredes hechas de notas musicales, de tambores, de sonidos, de gente extraordinaria que mis células reconocerán por siempre y de esa “mí casa de recuerdos”, nadie puede echarme…

En este momento, estoy sentada en las gradas de las ruinas de un antiquísimo Anfiteatro Romano (Siglo II d. C) en España, (Actualmente estoy en becaría haciendo doctorado) y desde aquí reflexiono mirando el mar Mediterráneo y escribiendo para protestar una vez más por El (mí) Zaguán de LUZ…

Me enteré por mis amigos ex zaguaneros que están en Maracaibo, de la “vuelta a sonar” del Zaguán después de 4 años, en los escenarios del antiguo Bancomara, el pasado viernes 4 de Abril y tanto ellos, como parte del público amigo y seguidor del grupo que asistieron creyendo que éramos nosotros que retomábamos las riendas otra vez del mismo, quedaron estupefactos de la “violación” a la esencia del Zaguán de LUZ que por años habían disfrutado y aprendido en cada concierto pedagógico de todas las manifestaciones del folklore musical venezolano, caribeño y latinoamericano, así como quedaron asombrados del “asalto” a la misión como grupo universitario que desde su creación, rige sus expresiones fundamentado en las dimensiones de Docencia, Investigación y Extensión universitaria y guardaba congruencia con la misión de la Universidad horizontal que educa, que forma para la vida, que transforma con armonía, que dialoga y sobre todo, que es casa rectora comprometida con la “identidad de los pueblos”…De tal manera que, el corazón de la misión de esta agrupación desde su creación, se sustentó en las investigaciones comunitarias permitiendo beber de la fuente misma del hecho cultural musical y luego recrearlo con respeto y estilo propio, sin desvirtuar nunca la “esencia” del arte popular y tradicional de nuestro país, y sin llevarlo hasta el extremo de la llamada “fusión de ritmos” (que yo llamaría “disfunción de ritmos”), que hicieron sonar en el precitado concierto del 4 de abril, una Parranda aragüeña como una “guaracha”, de insultar con un “refrito” al brillante músico y poeta Dominicano Juan Luis Guerra, tocando su “Guaverry”, de creer que los toques y bailes del tambor son iguales en todas las regiones del país en donde se encuentran, entre otras “disfunciones”…Esta locura, es lo que yo titulo en esta reflexión escrita como El Zaguán “sin” LUZ, a oscuras, sin norte y alejado de la “verdadera esencia universitaria”, que no es la misma que deben seguir los grupos con características similares en el Zulia o en Venezuela, debido a que la Universidad como institución rectora y ejemplo para la sociedad donde se inserta, debe estar lealmente comprometida con lo que la gente construye y reafirma como su identidad cultural…No se trata de ser “purista”, nada más alejado, pero tampoco se trata de “descuartizar” los sonidos de Venezuela y otros países, en nombre de la fusión o de la “cara más comercial” para este segunda etapa de El Zaguán de LUZ, tal como lo anunciaran en esa presentación, frente a las autoridades universitarias y de Cultura, quienes estaban en primera fila aplaudiendo esta “nueva faceta” y a quienes por cierto, extrañé mucho en el “concierto pedagógico” de los 15 años de El Zaguán de LUZ, en Diciembre de 2004…

Hoy levanto mi voz negra y sonora igualmente como lo hago para cantar, para reclamarle a los que dirigen la Universidad del Zulia y especialmente Cultura/LUZ, por la “verdadera esencia” del grupo musical El Zaguán de LUZ, aquel donde se cuidaba tanto el trabajo que se presentaba al público, aquel que siempre resguardamos para “no amenizar fiestas sociales”, porque esa no era su misión, aquel en donde sus miembros salían formados integralmente porque investigaban a pesar de no tener apoyo suficiente, aquel Zaguán de LUZ que recorría todas las Facultades en fiesta de colores tradicionales y que todos los años producto de sus investigaciones, mostraba un concierto pedagógico escogido de la riqueza musical venezolana, caribeña o latinoamericana, pero aprendida de la mano de sus propios poetas y cultores, ¿Dónde está aquella agrupación que llegó a ser orgullo de LUZ por ser la “única” agrupación venezolana que creaba y recreaba “todos” los géneros musicales de la canción venezolana y daba cabida al canto de Alí, de Henry Martínez, entre otros trovadores de la canción de nuestro país? ¿Dónde anda, aquel Zaguán originario que nos dejó en el corazón las luchas por la afrovenezolaneidad del “negro” Juan de Dios Martínez, la Décima de Chevoche, los Jayésiï de Salvador Montiel, la solidaridad de Argenis Deroy en la vela de Coro y del Volcán de América Argénis Carruyo, la sabiduría en las cuerdas del maestro Ciro Adarmes, los nobles espacios del Centro de Arte Lía Bermúdez con la maestra Lía, Régulo Pachano, Paolo Pízzari y tanta gente e instituciones amigas en Venezuela y fuera de ésta?...Pero sobre todo, ¿en qué transformaron aquel Zaguán de LUZ que recibía los aplausos, alegrías y felicitaciones del público aliado, entendedor y solidario con el canto popular, que nos animaba siempre a seguir y a quienes tuvimos que pedir excusas por no poder continuar con esta labor, por estar cansados de tantas injusticias y falta de respaldo por parte de los dirigentes universitarios?

En honor a la dignidad solicito que si El Zaguán de LUZ “vuelve a sonar”, que sea con sus gestos verdaderos, estéticos, frescos y no “perturbadores” como los sonidos escuchados en Bancomara… Repito: los sonidos que definen El Zaguán “con” LUZ, se consiguen investigando en las raíces, aceptando que hay ritmos del folklore musical venezolano que no caben en el pentagrama, hechando mano de la enorme variedad musical venezolana, caribeña y latinoamericana y de la técnica musical como aliada (cuando quepa) en la cultura popular, porque formar parte de esta agrupación es una enorme responsabilidad, debido a que somos representantes de un “Alma Mater” que debe contribuir en armonía al diálogo intercultural y asumir con respeto las identidades de los pueblos…Asimismo, solicito que “vuelva a sonar” El Zaguán de LUZ con la misma esencia con que el músico y médico aragüeño José Acosta y yo le dimos nombre, aquel que Yolanda Delgado parió y luego terminamos de criar, o aquel que tantos jóvenes de toda Venezuela le dieron su talento por 15 años, valga decir, El Zaguán que dejamos con dolor, pero brillando con “LUZ” propia.

Dra. Maydé Pirona González
maydepirona@gmail.com

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